Por Corporación Descentralizadas
Conforme al Mes de las Personas Cuidadoras, se hace necesario reflexionar sobre dicha labor trascendental que a menudo pasa desapercibida en nuestra sociedad. En esta conmemoración, dedicada a honrarlas y reconocerlas, no podemos pasar por alto la crucial tarea de quienes cuidan, una labor que conlleva desafíos significativos.
Cuidar de alguien implica sacrificios personales, cargas emocionales, físicas y económicas, y a menudo se realiza sin el reconocimiento que merece. El cuidado tiene rostro de mujer: el 98% de quienes cuidan somos mujeres, y muchas enfrentan desigualdades económicas y sociales.
En ese sentido, es fundamental visibilizar el valor del cuidado y concientizar sobre aquellas mujeres que no han podido incorporarse al campo laboral o que han tenido que reducir sus jornadas para cumplir con el rol de cuidadora. Esto no sólo afecta su autonomía económica, sino también su autoestima. Son mujeres que, debido a la exigencia de la tarea que desempeñan, tienen pocas o nulas oportunidades de crecimiento y generalmente no han desarrollado estrategias para compartir corresponsablemente este rol.
Los principales desafíos que enfrentan las personas cuidadoras incluyen el impacto en la salud física y mental, el impacto económico y el riesgo de caer en pobreza. A su vez, existen oportunidades para revertir estos desafíos, como la redistribución de tareas con el Estado, y la provisión de capacitación y apoyo psicológico.
En Corporación Descentralizadas creemos firmemente en la importancia de crear una red de apoyo que incluya a diversas entidades gubernamentales, asociaciones gremiales, redes de salud y empresas que promuevan el teletrabajo y el autoempleo que faciliten la inserción y permanencia de mujeres en el mundo del trabajo remunerado. Además, que desde las instituciones públicas y privadas se avancen en políticas de corresponsabilidad y conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
Sostenemos que cuidar es una responsabilidad compartida. Creemos un futuro en el que las personas cuidadoras reciban el apoyo y el reconocimiento social y económico que merecen, y en el que esta carga sea equitativamente compartida por toda la sociedad. Es hora de actuar y hacer que esta tarea esencial sea una responsabilidad de todas y todos.